Tratando de despertar los sueños, regresando a la mañana limeña caprichosamente real, sentí la necesidad de hacerlo con un buen café siempre tan dispuesto, me tope por esas casualidades de la vida con un tipo mayor él, muy encorbatado, aliñado, con una mirada que enloquecía, pero sobre todo con una sonrisa pícara, típico en hombres de su edad, recuerdo que yo hacia en mi sitio sin poder dejar de lado el cigarrillo poco confiable, y sentí esa especial sintonía que siente todo ser vivo ante unos ojos tiernos, que pedían vivir y ser vistos y quizá hasta con la intención de despertar admiración. No se como llego aquel sujeto a mi mesa, es una imagen un poco confusa, porque nunca descubrí si fue el corazón quien lo trajo o simplemente y fríamente su pausado pero ágil andar. Se poso en la silla, como se posaría el cigarro en el cenicero, quieto, dando lo mejor de sí hasta el último suspiro.
No tenía la más mínima idea, quién era aquel personaje, que se encontraba frente a mí con aquella mirada que desnudaba, y que despertó en mi alma, una fijación poco sutil; no recuerdo si en ese momento tuvo la atines de preguntarme o de imponerme sus ganas de acompañarme con un café, pie a una conversación, a esos imprevistos de la vida, los que luego se convierten en anécdotas que querrás recordar por toda la vida, o que te arrepentirás de no haberlo rechazado y haber vivido simplemente lo que debes vivir, sin forzar al destino con tus propios caprichos, y quizá es muy vaga mi memoria o muy convenida, cosa que no pienso averiguar, mucho menos cuando se trata de un ser nada común como aquel tipo aquel día.
¿Eres periodista?, fue lo primero que dijo, y hasta logré oír el silencio, y no pude evitar reírme, dude en decirle la verdad, pero vaya que si es difícil, no decir quién es uno realmente, y le dije que no. Me pareció…, escuché decir después de ver que pretendía alcanzar husmear, que era lo que yo con tanta fijación escribía en mi agenda.
Tienes aspecto de periodista, y podría asegurar que eres muy buena en ello…, Oh Dios!, si este tipo cree que es la mejor frase que logra decir para impresionarme, debo admitir que siento vergüenza ajena; pensaba, mientras él me miraba, de nuevo el silencio y la carcajada, sentí que a toda costa, “el extraño”, como lo llamé, me quería graduar en periodismo, sin antes averiguar mi vocación tan pérdida, aquel momento.
Alcance en decirle que escribía efectivamente, …lo hago por un gusto y quizás más por una necesidad, que no tiene nada que ver con notas periodísticas, ni con aquello que todos están pendientes y que un ojo atinado espera ver, sino que al contrario plasmo experiencias muy poco atinadas.
Ahora era él quien reía, con aquella sonrisa pícara, la misma que me atrajo cuando lo vi entrar al café, Insisto, eres periodista..., que necedad la suya aquel instante; continuaba, podría asegurarlo por la mirada que tienes, profunda e intimidante para conseguir lo que quieras, decidí entonces entrar al juego al cual me invitaba con insistencia, le miré a los ojos, cerré la agenda, deje de lado el lápiz, y me ofrecí a investigarlo. ¿Usted realmente cree que soy periodista, que podría conseguir de usted, con mi mirada intimidante?, apenas lo conozco y lo que veo no me dice que sea interesante intimidarlo…, de nuevo el silencio, y sentí de pronto que ya no teníamos que decir mas, que ese era el juego, el juego de las miradas profundas, excitantes, llenas de gozo por sentir en el aire lo que buscabas con insistencia, pero sobre todo estaba aquella mirada que no nos dejaba a ninguno de los dos, esa que nos intimidaba, y que no dejaba que me olvidara por un momento el "usted", pero que nos dejaba "ser" por segundos, aún así, alcanzo a decir: si quieres puedes conocerme, no me opongo, al contrario me ofrezco, porque se que tomaras lo mejor de mi, y lo anotarás en aquel cuaderno, o en cualquier otro lado, quizá en tus recuerdos junto con todas tus historias, con seres extraños, que aparecemos de la nada y nos quedamos sin preguntar” …, en ese momento me desperté como si lo desconocido supiera de qué se trataba aquel sueño, y la única manera de terminar con ello era regresando a la realidad igual o con mas realismo que el inicio de este sueño, que es despertar por la mañana, solo que con muchas cosas más en que pensar y sentir, y aunque no llegué a conocer el final de aquella historia, quizá me tope con “él” en algún otro sueño, solo espero no se cambie a los personajes, ni se cambie el guión, ni ninguna de las otras cosas que a uno lo dejan “ser” hasta en los sueños, donde nos es permitido todo y sin censura.